Pablo Picasso, "La Alegria de vivir" (Para mi, el reverso emocional del Gernika. Algún dia escribiré sobre él)
Mi fantasía…
Una mañana de un jueves cualquiera entrado el mes de junio, salgo del Ritz vestida con mis mejores galas. Hace calor. Llego al Reina Sofía a las doce en punto y pregunto por el Gernika.. Quiero rendirle mi particular homenaje. Una vez en la sala, estoy sola ante el enorme cuadro. Absorta en él, el tiempo se detiene en su contemplación. De repente, oigo una voz profunda de barítono, que surge de detrás de mí a la izquierda.. “Buenas noches, querida amiga ¿Fascinante y trágico, no le parece?" Me giro, y el propietario de la voz y de unos ojos azules inquietantemente tristes, me regala una mueca que simula una sonrisa. En la treintena, atractivo, su aspecto me es levemente familiar. Caigo en la cuenta del motivo, parece salido de una novela de Dashiell Hammett. Salvo por la ausencia de un cigarrillo colgando de sus labios y de una gabardina. Son lógicas esas carencias, dado el lugar y la época del año. El tipo me inspira confianza, quizás por eso dejo que me tome suavemente del brazo, y me conduzca, charlando como viejos amigos, a la cafetería del museo. Allí, celebramos el grato e inesperado encuentro brindando con bourbon. ¡Por la paz!
La realidad…
Tomo el avión en el aeropuerto del Prat. Viajo sola, por trabajo. Últimamente las salas de espera de los aeródromos me producen cierta nostalgia, en los últimos tiempos había viajado mucho con mi amante. Llegó a Madrid sin pena ni gloría, viaje tranquilo. Tomo el metro para llegar al hotel. Evito los taxis, ya que no soporto el macrotráfico de la capital, es inhumano. Pregunto por la plaza Canovas del Castillo, y los viandantes me miran como si les preguntara por Beltegeuse en la constelación de Orión. Por fin una amable señora con perro me indica que se trata de la plaza de Neptuno. El recepcionista del hotel me explica que los madrileños suelen rebautizar el callejero a su gusto.
La habitación del hotel me impresiona un punto, es muy confortable. Todo esta pensado para en múltiplos de 2, dos camas dobles, dos albornoces en el baño, juegos de toallas para dos, dos pares de zapatillas de ruso a estrenar, dos bombones en la mesilla de noche. Me como los dos bombones para prevenir una incipiente depresión. Consigo darme una ducha caliente después de pelearme un rato con un cuadro de mando, que hubieran hecho las delicias de cualquier ingeniero hidráulico. Me pinto las uñas, estirada en una de las camas, mientras se secan, zapeo con el mando de un televisor que no consigo apagar.
Recibo un sms de mi amigo Carlos, retrasando la cita para la cena. Este día está de papá, su ex ha salido y no estará libre hasta casi medianoche. Le respondo, anulando la cita, quiero irme a dormir pronto, al día siguiente participo en una mesa redonda y debo estar radiante y, como mínimo, despierta. ¡Qué lejos queda el tiempo en que hubiera pasado una noche en blanco para estar un ratito con él!
A pesar de los bombones siento hambre y decido salir a dar una vuelta y a cenar. La noche es agradable, muy fresca, para Junio en Madrid. Enciendo un cigarrillo. Con el viento en la cara, voy carrera san Jerónimo arriba (¿como la deben llamar los paisanos?) Saludo a los leones. Llego a la calle Huertas y admiro el bullicio de los locales, no me decido a entrar en ninguno de ellos, no me apetece ir de tapas yo sola. Le envío un nuevo mensaje a Carlos, por si le apetece aún compartir una cerveza y unas tapas; “las tapas se las está tomando mi ex, que todavía no ha vuelto, tomate algo a mi salud”. El hambre se hace feroz y me decido a entrar en “El Alhambra” , tapas de ibérico con pan anuncia el cartel. Un poco cortada, pero consciente del acto de liberación personal que estoy emprendiendo, me siento en la barra y pido una caña y una tapa de jamón (con pan). Que buena la cerveza, al rato me pido la segunda caña y con esa dosis de alcohol en sangre, ya puedo hacer de interprete accidental de unas damas americanas que le repiten insistentemente al camarero “without bread”. El joven camarero me sonríe aliviado y yo pago y me voy derecha a dormir. Después de unas cuantas Ss llego al hotel y duermo como una criatura angelical.
Jueves, once en punto de la mañana, salgo del Ritz vestida para matar. Rechazo educadamente un taxi que me ofrece el portero. Mi vestido es genial. Un modelo a lo Marilin en la “Tentación vive arriba”. Blanco, con enormes topos (topones) negros, ceñido en la cintura, atado al cuello deja la espalda al aire. Me he puesto encima una discreta rebeca negra de escote de pico, así mi aspecto resulta mucho menos atrevido. Nunca había llevado un vestido así. Elegante y muy barato, ha sido una excelente inversión, me sienta de maravilla. Bolso negro de verano de AD comprado para la ocasión, zapatos salón negro y medias de rejilla. ¡Guapa!. Misión cumplida, he triunfado. Dos señores me han felicitado por las ideas frescas, recién llegadas de la periferia, que he aportado a la mesa. Increíble, lo que hace un vestido bonito y la experiencia. Recuerdo con ironía mi ingenuidad de principiante, hace casi veinte años, cuando llevé mi cuaderno a mi primera comida de trabajo. Mi jefe de entonces apenas pudo disimular una mirada divertida… Al acabar la comida, yo estaba indignada; creo que le dije que nunca se me hubiera ocurrido que me llevara de florero. ¡ Entonces yo era joven muy radical! Ahora puedo permitirme el lujo de rechazar amablemente las comidas de negocios, que encuentro una frivolidad. Una sonrisa amable y un cortes, No gracias, prefiero dedicar las horas de comer a mis amigos, o a mi familia, me sirven de excusa.
Me dirijo con paso decidido al Reina Sofía a rendir mi homenaje particular al Gernika. Día precioso y fresco, que maravilla de junio, y yo que pensaba que haría mucho calor en Madrid. Compongo una bonita imagen, aún con mi maleta a cuestas. Accedo por la entrada principal, y no tienen taquillas tan grandes para mi equipaje, me envían al anexo. Por fin, en el segundo piso, en la sala 9 lo veo. Pero…No estoy sola en la sala, sino que me rodean dos grupos de turistas asiáticos con sus guías. No soy muy buena reconociendo personas asiáticas, así que no me atrevo a decir si son japoneses o coreanos o… Soy poco fisonomista, muy despistada, a la par que europacentrica, y en las pelis de Zang Yimou siempre confundo entre si a los protagonistas.).
Me abstraigo de la multitud, y me concentro en la contemplación del Gernika. El tiempo vuela o más bien se detiene. Es enorme y terriblemente trágico, siento como me incorporo a la escena. “Veo”: Los alaridos de dolor. Siento en la piel el pánico y el horror de los supervivientes. En mis oídos retumba el ruido infernal de bombas. Comparto la desesperación de la madre con su hijo muerto en brazos. Me altera el ánimo los gritos silenciados, la imagen de las casas destrozadas, los miembros separados del cuerpo. Destrucción, dolor, muerte, desolación. ¿Caballos y toros? ¿Hay por ahí un Dios? Cuanta violencia, cuanta, contenida en esas imágenes. Al cabo, recupero el sentido del aquí y ahora. Recompongo mi animo y me bato en retirada hacía la cafetería. Allí me tomo un agua con gas y brindo conmigo misma por la paz. ¡Viva la paz!
(Ara sí! ) Besos de paz, Blau
Una mañana de un jueves cualquiera entrado el mes de junio, salgo del Ritz vestida con mis mejores galas. Hace calor. Llego al Reina Sofía a las doce en punto y pregunto por el Gernika.. Quiero rendirle mi particular homenaje. Una vez en la sala, estoy sola ante el enorme cuadro. Absorta en él, el tiempo se detiene en su contemplación. De repente, oigo una voz profunda de barítono, que surge de detrás de mí a la izquierda.. “Buenas noches, querida amiga ¿Fascinante y trágico, no le parece?" Me giro, y el propietario de la voz y de unos ojos azules inquietantemente tristes, me regala una mueca que simula una sonrisa. En la treintena, atractivo, su aspecto me es levemente familiar. Caigo en la cuenta del motivo, parece salido de una novela de Dashiell Hammett. Salvo por la ausencia de un cigarrillo colgando de sus labios y de una gabardina. Son lógicas esas carencias, dado el lugar y la época del año. El tipo me inspira confianza, quizás por eso dejo que me tome suavemente del brazo, y me conduzca, charlando como viejos amigos, a la cafetería del museo. Allí, celebramos el grato e inesperado encuentro brindando con bourbon. ¡Por la paz!
La realidad…
Tomo el avión en el aeropuerto del Prat. Viajo sola, por trabajo. Últimamente las salas de espera de los aeródromos me producen cierta nostalgia, en los últimos tiempos había viajado mucho con mi amante. Llegó a Madrid sin pena ni gloría, viaje tranquilo. Tomo el metro para llegar al hotel. Evito los taxis, ya que no soporto el macrotráfico de la capital, es inhumano. Pregunto por la plaza Canovas del Castillo, y los viandantes me miran como si les preguntara por Beltegeuse en la constelación de Orión. Por fin una amable señora con perro me indica que se trata de la plaza de Neptuno. El recepcionista del hotel me explica que los madrileños suelen rebautizar el callejero a su gusto.
La habitación del hotel me impresiona un punto, es muy confortable. Todo esta pensado para en múltiplos de 2, dos camas dobles, dos albornoces en el baño, juegos de toallas para dos, dos pares de zapatillas de ruso a estrenar, dos bombones en la mesilla de noche. Me como los dos bombones para prevenir una incipiente depresión. Consigo darme una ducha caliente después de pelearme un rato con un cuadro de mando, que hubieran hecho las delicias de cualquier ingeniero hidráulico. Me pinto las uñas, estirada en una de las camas, mientras se secan, zapeo con el mando de un televisor que no consigo apagar.
Recibo un sms de mi amigo Carlos, retrasando la cita para la cena. Este día está de papá, su ex ha salido y no estará libre hasta casi medianoche. Le respondo, anulando la cita, quiero irme a dormir pronto, al día siguiente participo en una mesa redonda y debo estar radiante y, como mínimo, despierta. ¡Qué lejos queda el tiempo en que hubiera pasado una noche en blanco para estar un ratito con él!
A pesar de los bombones siento hambre y decido salir a dar una vuelta y a cenar. La noche es agradable, muy fresca, para Junio en Madrid. Enciendo un cigarrillo. Con el viento en la cara, voy carrera san Jerónimo arriba (¿como la deben llamar los paisanos?) Saludo a los leones. Llego a la calle Huertas y admiro el bullicio de los locales, no me decido a entrar en ninguno de ellos, no me apetece ir de tapas yo sola. Le envío un nuevo mensaje a Carlos, por si le apetece aún compartir una cerveza y unas tapas; “las tapas se las está tomando mi ex, que todavía no ha vuelto, tomate algo a mi salud”. El hambre se hace feroz y me decido a entrar en “El Alhambra” , tapas de ibérico con pan anuncia el cartel. Un poco cortada, pero consciente del acto de liberación personal que estoy emprendiendo, me siento en la barra y pido una caña y una tapa de jamón (con pan). Que buena la cerveza, al rato me pido la segunda caña y con esa dosis de alcohol en sangre, ya puedo hacer de interprete accidental de unas damas americanas que le repiten insistentemente al camarero “without bread”. El joven camarero me sonríe aliviado y yo pago y me voy derecha a dormir. Después de unas cuantas Ss llego al hotel y duermo como una criatura angelical.
Jueves, once en punto de la mañana, salgo del Ritz vestida para matar. Rechazo educadamente un taxi que me ofrece el portero. Mi vestido es genial. Un modelo a lo Marilin en la “Tentación vive arriba”. Blanco, con enormes topos (topones) negros, ceñido en la cintura, atado al cuello deja la espalda al aire. Me he puesto encima una discreta rebeca negra de escote de pico, así mi aspecto resulta mucho menos atrevido. Nunca había llevado un vestido así. Elegante y muy barato, ha sido una excelente inversión, me sienta de maravilla. Bolso negro de verano de AD comprado para la ocasión, zapatos salón negro y medias de rejilla. ¡Guapa!. Misión cumplida, he triunfado. Dos señores me han felicitado por las ideas frescas, recién llegadas de la periferia, que he aportado a la mesa. Increíble, lo que hace un vestido bonito y la experiencia. Recuerdo con ironía mi ingenuidad de principiante, hace casi veinte años, cuando llevé mi cuaderno a mi primera comida de trabajo. Mi jefe de entonces apenas pudo disimular una mirada divertida… Al acabar la comida, yo estaba indignada; creo que le dije que nunca se me hubiera ocurrido que me llevara de florero. ¡ Entonces yo era joven muy radical! Ahora puedo permitirme el lujo de rechazar amablemente las comidas de negocios, que encuentro una frivolidad. Una sonrisa amable y un cortes, No gracias, prefiero dedicar las horas de comer a mis amigos, o a mi familia, me sirven de excusa.
Me dirijo con paso decidido al Reina Sofía a rendir mi homenaje particular al Gernika. Día precioso y fresco, que maravilla de junio, y yo que pensaba que haría mucho calor en Madrid. Compongo una bonita imagen, aún con mi maleta a cuestas. Accedo por la entrada principal, y no tienen taquillas tan grandes para mi equipaje, me envían al anexo. Por fin, en el segundo piso, en la sala 9 lo veo. Pero…No estoy sola en la sala, sino que me rodean dos grupos de turistas asiáticos con sus guías. No soy muy buena reconociendo personas asiáticas, así que no me atrevo a decir si son japoneses o coreanos o… Soy poco fisonomista, muy despistada, a la par que europacentrica, y en las pelis de Zang Yimou siempre confundo entre si a los protagonistas.).
Me abstraigo de la multitud, y me concentro en la contemplación del Gernika. El tiempo vuela o más bien se detiene. Es enorme y terriblemente trágico, siento como me incorporo a la escena. “Veo”: Los alaridos de dolor. Siento en la piel el pánico y el horror de los supervivientes. En mis oídos retumba el ruido infernal de bombas. Comparto la desesperación de la madre con su hijo muerto en brazos. Me altera el ánimo los gritos silenciados, la imagen de las casas destrozadas, los miembros separados del cuerpo. Destrucción, dolor, muerte, desolación. ¿Caballos y toros? ¿Hay por ahí un Dios? Cuanta violencia, cuanta, contenida en esas imágenes. Al cabo, recupero el sentido del aquí y ahora. Recompongo mi animo y me bato en retirada hacía la cafetería. Allí me tomo un agua con gas y brindo conmigo misma por la paz. ¡Viva la paz!
(Ara sí! ) Besos de paz, Blau
Dedicado, con mi cariño y todos mis deseos de paz y felicidad a mis queridas amigas, Ada, Janah y Mara. Para vosotros/as sea toda la alegria de vivir
8 comentarios:
¡Olé mi niña, esa es mi Blau, genio y figura! Gracias por dedicarnos este interesantísimo post.
Las fantasías son...fantasías, y están muy bien. Pero a veces la realidad no le anda a la zaga a la ficción y por lo que cuentas, tu aventura madrileña no ha estado nada mal! Has conseguido admirar el Gernika, has triunfado en la reunión y además estoy segura de que estabas guapísima con tu traje "toponímico" o "topográfico".
Me ha gustado mucho cómo has relatado tu viaje y tus experiencias con todo lujo de detalles, sin dejar de lado los recuerdos, sensaciones y otros sentimientos que el mismo te ha suscitado.
Yo también brindo por la paz en todo el mundo. Ojalá llegue el día en que la guerra y el dolor queden atrapados por siempre en un lienzo sin poder salir de él, y que la paz y la alegría salgan para bailar con la tierra una danza eterna.
Besos de paz para ti, para vosotras y para todo el que pase por aquí.
- Ada -
¡Bravisiimo! Se nota lo cuidado y trabajado de tu relato, ¡mejor aún! No se nota, ¡se siente! Me lo he leído con calma y muy atenta, dandome cuenta al final que mi nariz estaba casi pegada a mi superpantalla tft, era como leer una novela de suspense muy concentrada y que llega a su final.
Siempre he pensado que nadie cuenta historias como tu, Blau eres la mejor escritora de diarios del Mundo, he sentido la soledad en esa habitación que describes y yo además de comerme los 2 bombones me hubiera puesto (para ensuciarlos) tambien los dos albornoz y dormido en las dos camas. Tambien me he visto reflejada en ese "miedo" o mejor dicho incertidumbre que sentimos las mujeres cuando andamos solas y tenemos que ir a algún sitio público como bar, cafeteria o tasca, no se muy bien que se debe, yo creo que al caracter depredador que durante siglos han tenido los hombres contra todo bicho viviente o inerte.
¡Me alegra que todo te haya salido a pedir de boca! bueno, falto lo del hombretón de los ojos azules, pero es que eso era ya mucho pedir, seguro que con tu vestido a lo marilin hubieras podido conquistar a cualquiera!
Un beso y feliz viaje, te quiere tu amiga MARA*
chapo!!!!
me gusto el relato....
chapo!!
me gusta mas la parte "Real" , dejas muchos sentimientos a flor de piel... y enganchas con eso
por cierto digno también esta vez el post, digno y muy cuidado. ;)
Qué cosa tan maravillosa esta de las Mujeres en edad de merecer!!
Mira pues cómo los bombones hacen de las suyas en cada momento y en cada lugar. Echale un vistazo a los míos. Gracias por tu comentario. Ten por seguro que volveré por aquí.
Un gran abrazo!!
Encantado con todas estas imagenes tan gentilmente entregadas, y tambien, de descubrir este espacio.
Tenia un conocimiento limitado del tema, imposible no haber odio del canvas, del bombardeo, o de la, quizas tenue, pero alianza al fin y al cabo de Franco con las fuerzas del eje, entre otras generalidades, apoyadas ahora con tu entrega, completandome aun mas la idea integral.
Por eso, Gracias.
Agustin
Me ha gustado el relato, eso que quede claro, aunque tengo que decir que esa fantasia tuya del principio a mi, personalmente, me repugna.
Te prefiero en la realidad y ¿cómo no ibas a tener hambre habiendote comido sólo dos bombones? Chica, las cervezas mucho mejor.
No te enfades, que si siempre te pongo buenos comentarios al final no me váis a hacer caso y repito, me ha gustado lo que he leído.
Besos.
"Una pesada neblina comienza a enturbiar la luminosidad de la mañana. Los dioses empiezan a perder su lozanía y una vejez prematura y dolorosa asoma a sus semblantes. Marchitan y palidecen; pierden el vigor, y los atributos de su fuerza y poder caen de sus manos. En las ramas, las manzanas divinas empiezan a perder su frescura y pronto han de caer como las hojas."
(De "El Anillo del Nibelungo", Richard Wagner)
BELMAR
Esto fue muy interesante. Me encantó la lectura
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